jueves, 26 de septiembre de 2013

TAN AMADOS (TODOS QUIEREN UN TEDD BEAR) Y TAN SUFRIDOS

25 SEPTIEMBRE 2013 · DAVID SANZ ·

LOS OSOS POLARES COMEN FOCAS CONTAMINADAS



Por si el calentamiento global fuera poco para los osos polares, ahora se ha descubierto que tienen un nuevo problema. Ante la falta de presas, la población que vive en el este de Groenlandia come, cada vez más, focas que tienen en su carne contaminantes químicos. Los osos polares de la citada región se alimentan principalmente de focas anilladas, focas de Groenlandia y focas capuchinas.

Los diferentes tipos de focas tienen diversos estilos de vida y cada uno de ellos acumula más o menos contaminación química en su carne. Los científicos han estudiado los hábitos alimenticios de los osos polares de Groenlandia entre 1984 y 2011 y han descubierto que comían un 42% menos de foca anillada, la presa más limpia.

Ahora, los osos polares comen más focas de Groenlandia y focas capuchinas, especies cuya carne tiene niveles más altos de contaminantes orgánicos persistentes, ya que son más grandes que las focas anilladas y se sitúan más arriba en la cadena alimentaria. Además, son focas subárticas, es decir, que se desplazan más al sur, más cerca de países industrializados y están más en contacto con la contaminación que producen éstos.

Los científicos creen que el cambio de dieta está relacionada con el clima, pues los años más cálidos hacen que los osos cambien el tipo de focas que comen. Ahora encuentran más focas subárticas, más contaminadas. Este cambio de dieta puede tener consecuencias para su salud, aseguran los científicos.

COMRO NO COMR


El hielo marino del Ártico se derrite y a los osos les resultará más difícil atrapar focas anilladas y capuchinas, pues utilizan el hielo como plataforma donde criar a sus cachorros. De seguir así, los osos cada vez tendrán más dificultades para atrapar a estas presas, que, aunque contaminadas, al menos, es comida. Así, las posibilidades son terribles: no comer o comer focas contaminadas. Sólo si vuelven a comer más focas anilladas, se resolverá el problema.

 
¿Quieres trabajar vigilando osos polares?


Un archipiélago que se encuentra en el Ártico noruego ofrece un puesto de trabajo único en el mundo y perfecto para un amante de la naturaleza y los animales: una persona que monte guardia mientras los investigadores llevan a cabo el trabajo de campo en el hábitat del oso polar. Algunos de los requisitos para acceder al puesto son saber manejar un arma de fuego o una voz potente.

¿Trabajar al aire libre, cerca de animales salvajes, rodeado de naturaleza y aire puro? A muchos les parecerá el trabajo perfecto. Odd Olsen, gobernador de Svalbard, busca un vigilante de osos polares. El lugar de trabajo es un desierto helado y casi virgen, un remoto archipiélago entre Noruega y el Polo Norte, uno de los pocos lugares del mundo donde la población de osos polares crece.

En el archipiélago de Svalbard hay más osos que seres humanos: 3.000 osos por tan sólo 2.400 personas. En realidad, adentrarse por la zona entraña cierto peligro. No es ninguna broma encontrarse con un oso polar sin nadie más a kilómetros a la redonda.


La guía oficial de turismo enseña a los visitantes ciertas medidas de precaución. Se recomienda ir armado con un rifle de calibre 308 (un Winchester, por ejemplo), como mínimo. Así, los investigadores de campo se van a jugar el cuello y es comprensible que quieran que alguien guarde sus espaldas. El trabajo es para tres semanas, a partir del 8 de julio.

Una voz potente o ruido de cacerolas para ahuyentar a los osos

La oficina del gobernador, aunque recomienda llevar un arma, puntualiza que, si se tiene una voz fuerte, es suficiente para ahuyentar a los osos polares. En realidad, un oso tiene que estar muy hambriento para acercarse al ser humano. Saben bien lo que se hacen. Otra posibilidad para alejar a los osos es usar pistolas de llamaradas o golpear ollas y sartenes y generar mucho ruido.

El elegido disfrutará de un verano fresco y con una niebla casi permanente, temperaturas bajo cero y una naturaleza tranquila y de soledad. Sólo hay cobertura de móviles en los asentamientos de Longyearbyen, Sveagruva y Barentsburg. ¿Os atreveríais a realizar este trabajo?

ANA ISAN

El oso polar es una especie mucho más antigua de lo que se creía
 
El oso polar es una especie que tiene entre 4 ó 5 millones de años de antigüedad, y no poco más de medio millón de años, tal y como se pensaba, concluye un nuevo estudio que analiza su genoma contando con datos muy completos.

Este hallazgo sobre su origen evolutivo está siendo desvelado gracias a estudios cada vez más profundos de su genoma. Según este nuevo estudio internacional, además de la fecha en la que se constituyó en especie, el tamaño de la población de los osos polares ha ido variando en función de los distintos cambios climáticos sucedidos a lo largo de los últimos tres millones de años. Además, la investigación sugiere que los osos polares mantuvieron contacto con los osos pardos durante los períodos más cálidos, produciéndose un intercambio genético que ayudó a crear el oso polar tal y como es ahora.

Llevada a cabo por la Universidad Estatal de Pensilvania y la Universidad de Buffalo, la investigación también sugiere que aunque se convirtieran en especie distinta hace la friolera de cuatro o cinco millones de años, son cosa distinta, y mucho más recientes sus sucesivos contactos con los osos pardos.

Análisis de los nuevos genomas secuenciados de osos polares proporcionan pistas imporantes sobre la evolución de la especie que nos permiten conocer su capacidad de supervivencia frente al calentamiento global. Así, si bien se encontró evidencia de que el tamaño de la población sufría fluctuaciones importantes en función de los eventos climáticos de los últimos millones de años, aumentando en períodos de enfriamiento y disminuyendo en los cálidos, los investigadores no pueden aventurar que estén preparados para afrontar los cambios del actual cambio climático.

De todos modos, los científicos apuntan que los contactos entre ambas especies no sólo las propició el cambio del clima, sino también el retroceso de los glaciares o la misma superposición de sus áreas de distribución. Por lo tanto, los genomas de los osos estudiados indican que ha habido un intercambio ocasional de genes entre ambas especies que fue importante hace alrededor de 160.000 años. Pero, en todo caso, la especie del oso polar sería mucho más antigua de lo que se creía. Estudios anteriores fijaron en 600.000 años su inicio como especie, una diferencia abismal.


www.ecologiaverde.com

domingo, 22 de septiembre de 2013

Crocodile and Alligator Expert, who knows...

John Thorbjarnarson, a Crocodile and Alligator Expert, Is Dead at 52

Let’s say you are a boy who collects frogs and snakes from a neighborhood bog and who keeps a spectacled caiman and boa constrictor as pets. Further, you take the boa into the family pool to cavort, although the human swimmers might have used a different verb.

It probably goes without saying that your Facebook page three decades later will feature a photo of you with a lizard squirming on your head. But make an actual career out of reptiles? Why not?
John Thorbjarnarson went on to become one of the world’s leading experts on crocodiles and alligators. He also came up with strategies to help preserve crocodilian species that were on the verge of extinction when he went to work a quarter century ago.
Then, 20 of 23 species teetered on the edge of oblivion. Now, seven do.
Dr. Thorbjarnarson, a herpetologist, died at the age of 52 on Feb. 14 in New Delhi. The Wildlife Conservation Society,his employer, said he had contracted malaria while studying the dwarf crocodile in Uganda. He died of the disease after coming to India to speak to a wildlife group.
John Robinson, chief conservation officer for the wildlife society, said Dr. Thorbjarnarson (pronounced thorb-YAR-nar-son) had become “the most well-known crocodilian guy around the world” — not least because of his energy and ubiquity. He studied crocodiles and their close cousins in more than 30 countries.
Moreover, his contributions to understanding Orinoco crocodiles in northern Venezuela and the Chinese alligator and the black caiman in the Amazon have given tentative hope that these nearly extinct species may have a chance. Dr. Thorbjarnarson helped preserve habitats for these and other species, often by helping to convince farmers and other native peoples that they had a real stake in the animals’ survival — sometimes by allowing controlled hunting.
In 2004, the World Conservation Union awarded its Castillo Prize for crocodilian conservation to Dr. Thorbjarnarson for “multiple and long-term efforts in global crocodilian conservation.”
Dr. Thorbjarnarson’s research ranged from the international trade in crocodile skins, to studying DNA from crocodile mummies in the Egyptian pyramids, to counting crocodiles in Haiti.
Dr. Robinson acknowledged that the work was not for the squeamish. Many crocodilians can ambush at close range with blurring speed. No species has stronger jaws.
“You have to be out there in the swamp in the dark in a boat that can easily get capsized,” Dr. Robinson said. “That’s what John just loved to do.”
John Bjorn Thorbjarnarson, whose father immigrated from Iceland, was born in Boston on March 23, 1957. He remembered seeing a television show about alligators in the Everglades when he was 13 or 14, and realizing that there might be a career in something like that.
“I guess you could say I was obsessed to some extent with reptiles,” Dr. Thorbjarnarson said in 1995 in an interview with The Record, a northern New Jersey newspaper. The obsession took him to Cornell, where he earned a degree in biology in 1979. He then went to the University of Florida because of its proximity to alligators, but wrote his Ph.D. thesis on the spectacled caiman, his childhood pet.
Postdoctoral work at the wildlife society — which does worldwide research and conservation, in addition to running the Bronx Zoo — led to a permanent job there in 1993. He wrote scores of academic papers, and his second book, on Chinese alligators, is to be published in April.
Dr. Thorbjarnarson worked for more than a decade in Cuba, helping mentor a generation of crocodile experts. In an interview with The New York Times in 2007, he said, “I have to walk a delicate line between what the U.S. allows me to do and what the Cubans allow me to do.”
Some of his research veered away from crocodiles and their cousins to turtles and even flamingos. In the 1990s he led the first study of the natural habitat of the anaconda in Venezuela. In Americas magazine, published by the Organization of American States, he told of literally wrestling with a big snake, before he and his colleagues realized that they had no way to measure it. They finally used his sock to find that the reptile was 13 ½ socks (or 16 feet) long.
Dr. Thorbjarnarson discovered that anacondas have a fascinating mating system, in which as many as seven male snakes intertwine in a wriggling mass around the female. The researchers could not determine whether one male mates with the female, or whether the female’s brood is the product of multiple fathers.
Dr. Thorbjarnarson is survived by his father, Bjorn; his mother, Margaret; his sisters, Kathryn Thorbjarnarson and Lisa Enslow; and his half-sisters, Gudron and Kristin Bjornsdottir.
Reporters often called Dr. Thorbjarnarson to ask how dangerous alligators and crocodiles are. In the interest of the animals’ safety, he played down their ferocity.
But when The Daily News in New York asked him in 1998 about the viciousness of Godzilla (a new movie about the giant lizard was being filmed in New York), Dr. Thorbjarnarson pulled no punches. He said that big reptiles like meat, and that Godzilla, if he really existed, would head for Manhattan because of the population density.
On the Web, an earlier version of this article said Mr. Thorbjarnarason had been studying the dwarf caiman in Uganda rather than the dward crocodile. It also incorrectly described DNA from mummies in Egypt as coming from alligators. The Bronx Zoo originally provided an incorrect date, Feb. 15, for Dr. Thorbjarnarson's death.